miércoles, 2 de julio de 2014

Dimitri por el mundo: Zona Zero 2014-Round 2


Tras un primer y espectacular día, hoy toca rutón con el grueso del grupo, ya estamos todos reunidos en el norte, todo hace presagiar un día increíble disfrutando de la compañía de todo el grupo.
Esta noche he dormido del tirón, ni molestarme el cuello, ni el rechinar de somier de la litera de Genuine, ni los ronquidos del Páter, nada de nada, así de domado estaba del día anterior. Toque de diana y en manada hacía la cocina comedor. En apenas 10 minutos damos cuenta de dos panes convenientemente rebanados, esto es increíble, creo que tenemos un grupo de científicos buscándonos porque han escuchado leyendas sobre la voracidad de este grupo de individuos.
Una vez pertrechados con todos el equipamiento nos disponemos a realizar el rutón del día, pero sin antes llenar la bolsita del camel con la refrescante agua de la fuente de la plazilla, hoy no cometeré el mismo error, ayer la llené en el albergue, y estuve todo el día bebiendo un extraño brebaje con sabor a "Feralgán".
Pues todos listos, vamos que nos vamos, grupo al completo, hoy hay que darlo todo, y viene una de mis partes favoritas de cualquier ruta, las escaleras para bajar a la glorieta de reunión. Entre tanto se nos une un desconocido con ganas de darnos guerra, no problem, el muchacho nos dura poco, se tira con tantas ganas que revienta la rueda trasera. Bajamos con el cuchillo entre los dientes, que es lo que mola, desgraciadamente este tramo dura apenas un minuto o menos, nos reagrupamos y empezamos la primera subida del día.
La subida es la típica de este viaje, plato chico desde el segundo uno, plato que prácticamente no abandonaríamos en dos horas. La verdad es que aunque la subida se iba haciendo cada vez más dura, era realmente divertida, cada metro que rodábamos se iba haciendo cada vez más técnica, y era más divertido mantenerse en lo alto del borrico.
Por fin coronamos tras una última parte espectacular, llena de losas de piedra, que al menos en mi caso, casi me cuesta la piñata, pero ya estamos arriba. Lo que nos espera no deja indiferente a nadie, las vistas son espectaculares, con el pantano en primer plano y la Peña Montañesa al fondo, de esos paisajes que te dejan sin palabras. Ronda de fotos... "tu ponte aquí", "espera que no salgo", "tío, me estás tapando", "hazme una foto en este chusco"... Y así media hora, media hora que venía de arte para descansar un poquito de la subida.
Justo cuando estamos preparándonos para partir, Perico se percata que su tija pija no va bien, el día anterior ya le estuvo dando guerra, se bajaba cada dos segundos, y hoy parece que se niega a bajar. Me acerco para hacerle un diagnóstico, latiguillo aflojado, hay más aceite que en la campana extractora de un restaurante chino, reparación purgarla y esperar que no se haya jodido nada. A todo esto, Perico, que es una persona sensata, me pregunta que si yo había hecho eso alguna vez, a lo que respondo, que no, pero que eso me veo un vídeo de "yutube" y se lo dejo niquelado, no os imagináis la cara de susto que se le puso, pero en ese momento yo era su única opción, o eso o costarle un millón de euros en taller local.
Nos disponemos ha realizar la bajada desde los miradores al camping. Esta bajada está compuesta por un terreno mixto, una mitad de sendero con mucha curva y poco grip y la otra mitad compuesto por piedra suelta, vamos, espectacular!!! Esta bajada la hago a rueda de Pablo, con nuestro himno "El pavo real por bandera" en todo lo alto. En la bajada nos atoramos en algún punto que otro, ya que Pablo o yo sufríamos de repente un ataque de vértigo, y nos bajamos en cualquier escalón, total, que llegamos al camping.
Tras un ratico de espera, llega Perico con la cara de otro, como el que ha visto un fantasma. Bajar con la tija pija hasta arriba le ha otorgado una experiencia extrasensorial, una especie de viaje astral a los confines del universo gobernados por el antiflou, pero al final llega intacto, enterico, sin un rasguño.

Tras la pertinente despedida del resto del grupo, emprendemos la marchas hacia el albergue. En nuestro camino se nos interponen 4 km de interminable asfalto, y menos mal que medio se pedaleaba bien, pero es increíble lo poco que nos gusta el negro, una vez te acostumbras al sendero. Tras coronar la subida al la parte del alta del pueblo, por fin conseguimos alcanzar nuestro objetivo, el albergue.
Toca la parte de mecánica, vídeo del "yutube" y al toro, esto es como en Matrix cuando le enchufaban el usb a Neo para que aprendiera a hacer el chorras por el mundo virtual, pues lo mismo, ya se purgar la Reverb.
Cojo mi aceite mineral, mis jeringas y las herramientas necesarias para tal fin. Montamos la Nomad en el potro y empiezo a purgarla desde la maneta, Pedro insiste en que es mejor con las dos jeringas, pero... ¿quien es el que sabe? ¿tu o yo? Tras varios minutos repitiendo la operación sin éxito le enchufo la segunda jeringa, pero ojo, que eso es porque la tija estaba hecha una basura, si no, funcionaba con una jeringa. Pues eso, al lío, me dispongo a abrir el ojete trasero de la Reverb, lo aflojo y suena eso como cuando descorchas una botella de champán. Ahora la operación si tiene resultados y dejamos la tija fina fina. A todo esto, Jorge, el chico que nos atendía en el albergue, lo estaba flipando con la operación de purga, yo creo que estaba pensando que somos unos pijos mierda, y tiene razón.
Tras unos minutos, muchos, concretamente, aparece Perico que había bajado a por un cierre nuevo de tija, y me venía todo contento porque le había parecido superbarato que le cobraran 4 euros por limpiar con un trapete la tija y apretarle un tornillo. Que cosas tienen los ricos.
Ya que teníamos todo listo preparado llamamos al Páter que nos enviara la ubicación, a lo que nos contesta que están al lado nuestra, que Obi por lo visto ha tenido un encontronazo con el lado oscuro y han tenido que visitar la tienda rebelde a por un freno, así que nos dice que vayamos bajando las escaleras del pueblo y que nos vemos abajo. Raudos y veloces acudimos a nuestro encuentro.
Justo cuando nos encontramos, Obi y el Páter nos cuenta como ha sido el encontronazo con el lado oscuro, que se saldó con el freno deflector del campo gravitatorio del Starfighter de Obi dañado. Menos mal que en el Intersport de la zona tienen de todo, y a demás a un precio muy económico vamos, casi de saldo...
Nos reunimos de nuevo con el resto de la expedición que se están poniendo las botas los muy asquerosos, así que nosotros hacemos lo mismo.

Una vez avituallados seguimos la ruta, que tras una leve subida, nos adentramos en un maravilloso cañón por el que circula un poco de agua. Las vistas son espectaculares, dignas de cualquier western. Tan bonito nos pareció que el Bombero, Genuine y servidora decidimos darle dos vueltas. Tras chorrear por el cañón nos disponemos a seguir con la subida, en la que poco a poco vamos cogiendo al resto del grupo, que nos habían dejado abandonados a nuestra suerte. Entre tanto, Perico se destapa con otro problema, un alabeamiento misterioso de su disco de freno trasero. Trigeniero se lo deja listo para que pueda terminar al menos la ruta, disco que se quedaría en la bici para el resto de los días. Una vez coronados nos disponemos a bajar, pero en la segunda curva tengo problemas de frenos, se ve que no cogen presión, así que saco mis llaves "alien" y les hago un setting rápido, a todo esto, todos me han abandonado.

La bajada discurre a lo largo de un bosque (no voy a decir de que tipo de árboles porque no tengo ni guarra, lo mio son las bicis y los coches, no las plantas). Es todo sendero, aunque hay que pedalear de lo lindo. Hacia mitad de bajada, alcanzo a Obi e iríamos juntos el resto de la bajada, disfrutando de nuestro espectacular flou. La bajada llegaba hasta el cauce de un río, río en el que por supuesto metió la cabeza Pablo.
Una vez todo reunidos toca volver a subir, y esta vez por lo negro. Comenzamos a subir Alvarito y yo juntos, y cuando llevábamos un rato, veíamos que Pablo no venía, a eso que decidimos bajar un poco el ritmo para que nos cogiera, y vaya si nos cogió, nos pegó un pasón increíble, nos quitó las pegatinas, lo llego a saber y lo espera Rita. Una vez en lo alto había que seguir la ruta, por un sendero con vistas a un barranco a la izquierda increible, genial el sendero, pero había momentos que daba rollo. Terminamos el sendero y había que decidir, si me unía a la parte de la expedición que iba a Coda Sartén o a los amotinados, tiro de orgullo y decido hacer la última bajada.

Para la última subida dura del día escojo como compañero a Genuine, la verdad es que las fuerzas escasean, y la última subida es de "patada en el pecho", aunque más bien es de "amago de angina de pecho".  La subida en cuestión, está compuesta por una especie de escalones que se hacía de lo más desagradable. Una vez alcanzamos el punto más alto empezaba una especie de terreno rompepiernas donde ya habíamos estado el día anterior, se agradece tener el cuaderno lleno de notas nuevas, y toca la bajada. En este tramo, con las notas frescas del día anterior, decido tirarle en condiciones, aunque Nacho lo llevo pegado a mi, como si fuera mi mochila y lanza improperios con la intención de desestabilizarme, pero hoy no será el día en el que caiga. Llega el punto clave de las margas, y aquí entro pidiendo paso, haciendo largas al personal para que me ceda el paso, ¡¡¡que sensación de bienestar se consigue!!! Una vez superada la marga, tenemos tiempo de que Natera nos deleite con un pasodoble en mitad de la bajada y del rescate de Obi por parte de nuestro bombero particular.
Ya terminada la bajada solo queda pedalear el tramo que nos separa de Ainsa, como anécdota de este tramo, vimos unos 50 buitres que volaban sobre nosotros, los cuales bajaron todos de golpe hacía a algún lugar detrás de nosotros. En ese momento nos dimos cuenta de que Obi había desaparecido, y nos preguntábamos si habría sido atacado por estos pajarracos, pero afortunadamente no.

Una vez aseado nos tocaba ir de juerga a la comida de la Kedada Zona Zero. En este punto solo recuerdo mucha carne, mucha cerveza, algún desaprensivo haciendo el buitre, trigeniero y servidor robando comida, acostarme con mucho dolor de cabeza y tener la sensación de que la cama se mueve más que una patera con marejadilla. Ya a dormir, que mañana nos toca la etapa reina de esta excursión, turrón del duro, pero eso lo dejaremos para la próxima entrada.