viernes, 7 de septiembre de 2018

Que nos vamos a la Perico!!!


ADVERTENCIA: Si lo que buscas es leer una historia épica, motivacional, la historia de un héroe que se enfrenta a mil avatares y consigue salir con la suya... deja de leer, te ahorro 5 minutos de lectura que puedes invertir en lo que más te guste.

Ya, ya, lo se, este blog iba del MTB, ¿qué es esto? ¿Paul Stephan se pasa a la flaca? ¿Ahora, después de 2 años de parón esto va de flaca? Pues no es así, aunque uno tiene mucho vicio, y nos ha dado por participar en todo lo que se menea, bueno, mejor dicho, en lo que le proponen, y es que todo esto surge a principios de año, donde un buen día, mi buen amigo Yorye, me propone apuntarnos a la Perico, afamada prueba cicloturista, y como no se decir que no... pues ahí se apunta el inconsciente, aunque esta vez decido hacer las cosas bien, tomármelo más o menos enserio y entrenar más de lo que jamás he entrenado en mi vida, si, si, como leéis, he escrito entrenar, pa fliparlo vamos. Pero es que no queda ahí la cosa, es que hasta he estado haciendo llano, LLANOOOOOO, quien me ha visto y quien me ve, totalmente echado a perder.
Conforme va avanzando el año y se acerca la fecha, el grupo va aumentando y se unen los cracks del Chis y del Jony, nos lo vamos a pasar teta, al menos en el viaje.
El tiempo va avanzando el plan está claro, la noche la pasamos en cá Yorye, y el sábado a "jierro" a la Perico, pero el destino iba a dar un giro, bueno el destino... un pequeño accidente nos deja al Yorye fuera de combate, el año que viene será Yorye, dalo por seguro, así que incluimos al Pacho en el equipo Perico y seguimos con los planes. El pobre Pacho creo que había cogido la bici un par de veces desde hace tres meses, este si que es un inconsciente y no yo.
Pues el tiempo corre que se las pela, y sin darnos cuenta nos plantamos en la semana de la prueba y sin sitio para dormir, lo que se llama planificar, planificar... poco, no nos vamos a enganñar, a tanto nos llego la planificación que a 6 horas antes de salir de viaje no teníamos donde dormir, menos mal que mi señora se remangó y nos echó una mano. Le debemos la vida.

Ya el día del viaje quedamos temprano para llegar con tiempo, dormir un poco la siesta y tal, así que salimos sobre el horario previsto y con solo una parada en boxes, en la cual el Pacho aprovechó para compra un megamelón que nunca nos comimos y que tratamos como un hijo, llegamos a nuestro lugar de alojamiento, registro en el hostal y nos vamos a la cama, que estamos tiesos. Después recogida de dorsal cena y a acostarse que hay que madrugar bastante.



Pues día P, llegamos temprano, pero entre colocar el dorsal, cagaleras varias y movida, como siempre, nos colocamos últimos, o casi últimos, así que pistoletazo de salida, y nos veas mi compadre Chis que neutralizada me dio, el Jony y el como gamos, y yo diciéndole que si no íbamos demasiado a gancho, se ve que ellos no, pero yo iba con percha. Durante la neutralizada nos encontramos a nuestros buenos amigos de los Weekend Warriors, unos figuras, pero macho, no me dejaban ni hablar, a todo esto, el Pacho ya estaba desaparecido.
Así que con estas llegamos a Navacerrada, aquí a los brothers les da gana de orinar, así que yo tiro para delante, porque ellos van sobradisimos, ya me pillarán. Navacerrada va pasando, kilómetro a kilómetro, curva a curva, ya me cogen estos dos, y como se preveía, no puedo seguir su ritmo, bueno, si podría, pero solo haría 40 km y creo que esto va de hacer 164, así que les digo adiós y pongo mi ritmo "tran tran". Pues Navacerra se me hace corto, ahora toca un terreno conocido, llaneo hasta Cotos, en esta parte, aún con fuerza, decido reservar, y me uno a un grupeto que iba como los ángeles, así que vamos juntos hasta la bajada de Cotos que nos llevaría para subir a Morcuera. La bajada es bastante técnica, pero es una pasada, aquí estuve apunto de morder el guardarrail, justo en el mismo sitio que Yoryer comió campo unos años atrás, sustito que te pone las pilas.
Tras un breve llaneito ya estamos camino de la Morcuera, este puerto es el que más me gustó de todos, estuvo bastante chulo, pero cuando lo coroné estaba ya un poco hasta las narices de dar pedales en la bici, así que me bajé en el avituallamiento, llené bote,  refresquito y para abajo.


Durante la bajada me sentí muy bien, una bajada amplia, con bastante visibilidad y espacio para corregir, y menos mal que me había advertido de que al final de la bajada había trampa, y joder que trampa, vaya rampón que daba la bienvenida al puerto de Canencia. Aquí pude hablar con un chico muy simpático, que iba con una Peugeot preciosa, vestido de la época de los héroes, y como los héroes, iba con rastrales, con un par, si señor, mi máxima admiración para este crack. Una vez conquistado Canencia, ya te sientes que tienes 3/4 partes hechas, ya solo queda Navafría. Después de un tramo de llaneo entre coches y de presenciar una caída de esas que te deja el cuerpo flojito, llegamos a Navafría. El compi de la Peugeot me cuenta que este puerto no tiene "ná", pero que es un infierno, y vaya razón que tenía. Cierto es que empiezas a subirlo en el kilómetro 107 pero no veas, parece que tiene velcro el mu cebrón. Aquí me pasa hasta el tato, y me coge el grande de Troy McWallace, un tío que tiene gusto pa las bicis y tiene el mismo modelo que Chis y yo. Por fin se termina el infierno, de nuevo paradita, agua, refresco, me chuto el magnesio y vamos que nos vamos, a eso que llegan los Weekend Warriors, saludos varios y me tiro para abajo. Esta bajada estaba feilla, bastante rota, tanto que se me aflojó el portabidón, así que tuve que deshacerme del agua del bidón, vaya gracia, porque del bidón trasero saco el bote regular. Dejamos atrás la bajada, y después de un par de sustos, una moto de la Guardia Civil y un par de coches llego a los últimos 35 km, un "llano" pero con un continuo sube y baja, y encima con viento en contra... precioso todo. Pues aquí me veo, solipandi perdío, a unos 50 metros un grupo de 3 compañeros y por más que le daba a los pedales, eso no iba ni para atrás, todo lo que daba y no recortaba ni un metro. Cuando ya estaba para tirarme a la basura, veo que se acercan por detrás 6 chavales a los cuales me agarro como si fuera lo último que hiciera en la vida y a partir de ahí si que se hizo la cosa más sencilla, ya que se formó un gran pelotón que nos permitió rodar a bastante velocidad de manera regular, aunque al final tuve un bajón guapo guapo y tuve que echar mano de los geles. Pero bueno, aún con ese bajón al final 6 horas 35 min con la neutralizada incluida y sin parar el Garmin, así que contento, y espero que el año que viene Yorye esté óptimo y que se una.


Chis, y Jony se marcaron un carrerón con 5 horas 55 minutos, y el Pacho fue un auténtico héroe y terminó en apenas 7 horas 10 minutos. Ya solo nos quedaba recoger y volver a Córdoba, y durante el viaje tramar las próximas aventuras, a ver que nos depara el futuro.


Nos vemos en la siguiente que espero que no pasen dos años.