martes, 28 de octubre de 2014

Las Crónicas de Paul Stephan: 6ª Maratón MTB de la Subbética


Ya ha pasado un año, increíble. Un año desde que me viniera arriba sobrestimando mi estado de forma, y petando como una rata al cabo de 25 km, lo cual provocó un abandono que en principio me tomé como una retirada a tiempo, pero viéndolo con perspectiva, me picó un poco en mi escaso orgullo. Así que este año me prometí entrenar para afrontar esta dura prueba con garantías, no para hacer un buen tiempo, pero si para terminar de una manera más que digna. Pues no creáis que mi promesa ha ido muy bien, si bien es cierto, que tras terminar un agotador mes de agosto lleno de vacaciones en el cual no toqué la bicicleta ni para quitarle el polvo, llegaba septiembre, y ahora si que sí, me digo "me pongo a entrenar" y más o menos fue bien, saliendo de cuando en cuando con mi compañero de salidas mañaneras Culebra, y otras tantas en solitario, y muy esporádicamente con Tullido.
Todo diría que llegaría al 26 de octubre de manera más que sobrada, pues no, el mes de noviembre he hecho de todo menos entrenar, así que en un mes, apenas he salido un par de veces, pero esta vez iba a terminar, si o si, no había más opciones.
Todo el que me conoce, sabe que me gusta llevar las cosas planeadas de antemano, hasta las 11 de la noche del día 25 no miro la hora de salida, y más o menos a esa hora miro el perfil, justo en ese momento, mi madre que estaba al lado mía, me pregunta "Niño, ¿que te pasa? Te has quedado así como que blancucino, un poco palidete, ¿Estas bien? Pues no, no lo estaba, es la primera constatación fehaciente de que el desnivel positivo del tinglao era una barbaridad, nada más y nada menos que 2300 m en apenas 60 km. En estos momentos me imagino al Conde de Priego con una carcajada malévola y acariciando a su gato. Así que con más miedo que la madre de la niña del Exorcista me voy a la cama, espero dormir un poquito y no soñar con el Albayate.


6:30 AM, con su correspondiente cambio horario para el rollo este del gasto energético. Me levanto de la cama, desayuno frugal, que si no el desagüe no da abasto. Me visto y voy a por mi señora, que tiene ganas de ver como su marido revienta y de paso hace turismo por un pueblo tan bonito como Priego de Córdoba.  Recogemos la bici, ropa y demás avios y tiramos para la casa de Tullido para irnos con su furgo. Nos reunimos con Tullido, Casconata y con la sonriente Clara, empaquetamos todo y rumbo para Priego.
Después de una hora más o menos, y de ponerme al día con Casconata y Tullido, llegamos a Priego, un poco justillos de tiempo, para no variar. Primer paso, aparcar el coche. Este paso vemos que va a ser complicado, así que decidimos bajar de la furgo todos y que Tullido se encargue de aparcarlo. Paso 2, recoger el dorsal. Aquí la cosa se complica aún más, hay una cola kilométrica en la plaza de la Fuente del Rey, así que a hacer cola toca. Por fin estamos en chiqueros, saludamos al Conde de Priego y Don Josele y ya tenemos al dorsal, ahora nos toca el paso 3, ir a la furgo y cambiarse. Una vez colocados los dorsales y pertrechados con todo lo necesario para una maratón como esta, volvemos a la plaza para la salida, foto de rigor y estamos al final del todo, cosa que a mi no me importa mucho, me lo voy a tomar con tranquilidad, así que se da la salida y la gente sale como loca, vamos, lo habitual. Mi compadre Nacho y yo mismo decidimos ir juntos, el me sacaría en las subidas, y yo intentaría darle caza en las bajadas, trato hecho. 


Salimos del pueblo, dirección a la subida del Albayate, y poco a poco vamos ganando cota, al principio todo el trazado discurre por el mismo lugar que el año pasado, y Nacho y yo vamos más o menos juntos, sacándome unos metrillos en las subidas que en las bajadas recuperaba. Continuamos subiendo, y descubrimos la nueva parte de la subida, el Sendero del Perro, un sendero estrecho, con alguna que otra complicación técnica y bastante empinado, pero en este tramo, Nacho y yo no tenemos más remedio que poner pie a tierra, ya que todo el mundo está bajado de la bici. Aquí se pueden escuchar comentarios cariñosos sobre el recorrido de la carrera, que si esto es inhumano, que si esto no puede ser... señores, esto es MTB y no una vía verde, a ver si nos enteramos de una vez, no paro de escuchar estos comentarios en todas las maratones a las que voy, se ve que la gente no se suele informar de a donde va, yo tampoco, pero me suelo quejar menos.
Salimos del sendero y el trazado de la carrera nos deja al final de la pista que nos deja en el Albayate, mi reacción es "ostras, ¿ya estamos aquí?" Pedazo de alegría que me acabo de llegar. Bajamos antes de encarar la subida definitiva al Albayate y mayday, aquello no funciona, no se porqué pero la bici ha decidido dejar de cambiar, como se nota que es nueva, y le gusta sufrir menos que a mi. Me paro y le echo un vistazo para ver que pasa, le digo a Nacho que tire, pero el que es buena gente me espera un poco mas adelante, Sin saber como se me ha destensado el cambio a muerte, lo tenso y seguimos para delante, subiendo el ultimo tramo. Recuperamos unas pocas de fuerzas en el avituallamiento y tiramos para abajo. En apenas 10 segundos ya nos hemos encontrado a un coágulo, aquí se queda Nacho, y yo continuo saliéndome del camino por mitad de los chuscos, pero consigo adelantar al coagulo. Le digo a Nacho que luego me coge en la subida, así que me tiro para abajo como a mi me gusta, a saco. La bajada es una bajada complicada, tiene un sendero marcado, pero es bastante estrecho, está empinado y lleno de piedras y escalones, vamos una pasada, me encanta, el día que el Conde de Priego y su gente de Albayatemanía la quiten ya no vengo más, si solo vengo por esto (esto es lo que digo para que cuando pete me duela menos). Pues bueno, voy bajando y me encuentro otro coagulo, y en el horizonte diviso que hay una especie de chicane que tiene un paso por la izquierda, así que tiro a muerte para adelantar a la chavalería, me meto por la izquierda, y cuando me toca volver al camino... ahí no hay manera de entrar, voy pasadisimo, así que me salgo del sendero y engancho la puzolana, entonces comienza un periodo de uy, uy, uy previniendo la talega de tamaño colosal que se acercaba, pero milagrosamente vuelvo al carril correcto. ¡Ay mamá que susto más grande! Pero el susto me dura dos segundos, al fondo puedo ver una cámara, así que voy a darlo todo, y cuando llego a su altura, salto y plegada (habrá que ver la plegada), hay que quedar bien y gustarse. Giro a la derecha y me adentro en el senderito que también tiene su tela, pero es bastante divertido. Aquí me uno a unos compañeros de Granada, aquí vamos riéndonos todavía, que ingenuos eramos, y entreparada y parada por los grumos, chascarrillo.
Pues se acaba la primera parte de la prueba, ahora tenemos que volver a subir, y aquí, en un gesto de gentileza dejo pasar a todo dios, yo voy con todo metido, en esta zona es donde exploté el año pasado, así que voy con más miedo que once viejas. A los pocos metros de subida me vuelve a enganchar Nacho, comentamos impresiones sobre la bajada anterior y le digo que tire, que ya nos vemos, que yo voy guardando, que no quiero gastar ni un céntimo en la subida. Volvemos a estar igual, Nacho centímetro a centímetro se me va, y yo a mi rollo. Corono y ahora me toca echarle el guante. Me vuelvo a tirar como un loco y lo vuelvo a coger y pasar, y vuelta a empezar, ahora me coges tu.


Termino la bajada, no se por donde anda Nacho, seguro que ha pillado algún Safety Car por ahí, así que veo un avituallamiento a lo lejos y decido pararme. Me aprovisiono, a eso que llega Nacho y tiramos juntos. A continuación llega el terreno que más me toca las gónadas, el falso llano ese que existe antes de llegar al Cerezo, aquí me doy cuenta que estoy más ternito que el peluchito de Mimosín. Poco a poco hacemos metros juntos hasta que empieza la subidilla que da a las Lagunillas, aquí se me vuelve a escapar Nacho, aunque lo trinco justo en el AV3, vuelta a empezar, otra vez los dos juntos, y ahora si que empezamos a subir al Cerezo, pero yo ya estoy tieso, Nacho se va poco a poco, me digo lo mismo, que para abajo lo cojo, pero no me estoy sintiendo cómodo, ya me empieza a pesar el desnivel y entonces, toma pa tu cuerpo macareno, amago de calambre que solvento, que susto, espera, que viene otro, y otro,  pero parece que los estoy controlando, pero antes de que llegue a la mitad del Cerezo... ZASCA!!! Toma calambrazo en el cuadriceps, me repongo y continuo, al poco otro, me repito una y otra vez que esta vez termino aunque sea arrastrándome. En ese instante empieza a pasarme gente a saco, pero mi moral es firme, VOY A TERMINAR!!! Pos toma chulo, doble tirón de cuadriceps. me quedo como Chiquito de la Calzada, se pasan y sigo, ya estoy casi todo lo alto, digo casi porque todavía se que queda un kilómetro infernal en el que ya no puedo pedalear con en plato pequeño, así que voy andando, me la sopla bastante. Me vuelvo a montar y hay control, bromeo con los compañeros de Albayatemanía que si me ponen el garabato montado, y cuando me bajo, zasca, calambre terminal, pues no era tontería eso que decía de no bajarme. 


Una vez repuesto y con menos sales que el menúde un hipertenso, me tiro a saco para abajo  a ver si le echo el guante a alguno de los que me han pasado, el cazador está desatado. Paso a dos muchachos, mi mente me dice que salude, pero mi boca es incapaz de vocalizar nada, solo una especie de gruñido, entonces me doy cuenta que estoy mu malito. Llego abajo dándolo todo, y no me paro en el último AV, así que adelanto a unos pocos de compañeros. Lo que nos queda son nos 15 km de sube y baja, pero ya nada duro, pero yo estaba para el arrastre, y con tantos calambres no podía pedalear con cadencia, y no tenía fuerzas para pedalear atrancado, así que a andar tocaba, pero en una e esas, me dí cuenta de que podía medio correr, así que las subidas que podía las hacía a trote cochinero.
Ahora si que olía a Priego, solo tenía que dejarme caer hasta el pueblo, en una de esas curvas hasta la Plaza del Rey, cerca de la Ermita, me encuentro a mi señora y a la señora de Nacho. Ya estaba hecho, solo quedaba bajar las escaleras y esto está terminado. Meta, con 5 horas y 2 minutos crucé la línea de meta, con mucho dolor, pero con una satisfacción diez veces más grande que el dolor que padecía. Allí estaban mis compis Lomeros, Nacho, Clara y los Hobbyweb para darme una calurosa acogida. 

En resumen, por más que venga a estas tierras, ya sea a pata o en bici, no me canso nunca de admirar su belleza y el calor de la gente. La subbética es un lugar en el que uno se siente como en casa, y cuando lleva tiempo sin venir lo echa mucho de menos. Agradecer al Conde de Priego y a toda la gente de Albayatemania por la excelente organización de este evento, y nunca hagais caso sobre las críticas del recorrido, señores, esto es MTB, BTT o VTT, en definitiva, BICICLETA TODO TERRENO, a ver si nos va a pasar con el coche y vamos a tener bicis suv.

También quiero mencionar y agradecer a mi chica y a la de Nacho, que no le basta con el coñazo que les damos a diario con las bicis, que encima vienen a estos tinglados a apoyarnos, si señor, UNAS GRANDES.

Pues sin más me despido, no se cual será la siguiente, no se si la Betetea o algo pero por fin he cumplido el objetivo de la temporada. He ajustado cuentas con esta maratón 2-2 vamos, el año que viene al mejor de 5.