El toque de diana lo da Álvaro Páter a eso de las 7:30 de la mañana, ¡¡¡ayyyy que sueño tengo y que dolor de hombros!!! Parece que el porteo del día de ayer ha pasado factura. Todavía no tenemos claro si irnos con la expedición principal como auténticos leones, o hacer la rata camboyana y hacer otra rutita como "güevones".
Tras la creación de un grupo de wasa para someter a votación la asistencia o no a la ruta larga, se decide a asistir. Desayuno, vestimenta para la ocasión y a recoger la bici. Estoy molio, me duelen hasta los empastes, y eso que no tengo ninguno, tengo serias dudas de si voy a ser capaz de llegar al final de la ruta.
Ascendemos desde el albergue hasta el aparcamiento que está justo a la entrada del pueblo, desmontaje de bicicletas y pa dentro del Picasso. Nuestro vehículo ya está listo para el breve viaje, pero la furgo número 2 del Naranjitos Factory Team tienen problemas con la logística, el problema es hacerle caso a Raúl. Una vez solventado la intendencia nos reunimos los cuatro furgonetos en el parking inferior del pueblo.
Se da la salida, todos enfilamos hacia la Peña Montañesa.
La primera parte de la ruta del 2º día transcurría por senderos estrechos de increible belleza y frondosidad, nada a lo que estamos acostumbrados en el sur, bueno si, pero hay que buscarlos. Abandonamos el sendero y comenzamos un tramo por pista-carretera para llegar a los pies del puertaco gordo del día.
Al principio de lo que luego se convertiría en el infierno, hacemos reagrupamiento para avanzar todos juntos, cosa que solo duraría unos metros, ya que algunos están fuertes como el vinagre y no hay forma de poder seguir el ritmo, en estas, me echa el guante un grande del btt cordobés, Perico, entre risa y risa, vemos que lo más sensato es hacer un demarraje negativo, es decir, ir dejándose caer poquito a poco hacia atrás para hacer más llevadera la subida.
Después de más de una hora subiendo (a mi me parecieron como 4 o 5) con el plato pequeño y piñón grande al rojo, y medio sobre de azúcar, cortesía de Perico, llegamos al reagrupamiento intermedio, en el cual nos deleitamos con unas increibles vistas y con un buen bocata.
Después de más de una hora subiendo (a mi me parecieron como 4 o 5) con el plato pequeño y piñón grande al rojo, y medio sobre de azúcar, cortesía de Perico, llegamos al reagrupamiento intermedio, en el cual nos deleitamos con unas increibles vistas y con un buen bocata.
Se acabó el descanso, a seguir subiendo se ha dicho, mi fiel compañero de fatigas comenzamos la segunda ascensión, bueno, era la misma que la anterior, así que es mejor decir la segunda parte de la subida. En estos momentos llevamos ya el "celebro" licuao perdído, y nos entra complejo de zagales de 18 años o como yo lo llamo, síndrome del tronista de HMYV. Este extraño síndrome se puede identificar, por unas ganas irracionales de hacerse fotos hasta con un bordillo de la calle para engordar el número de fotos en su cuenta de tuenti, el segundo estadio del síndrome viene caracterizado por pantalones de pitillo de colores absurdos, camisas hiperajustadas y un despeinado a lo "gaditano en un día de levante gordo". Cuando una persona llega al estadio más severo del síndrome del tronista solo piensa en ponerse moreno y musculado, bueno musculado si eres hombre, si eres mujer solo piensas en ponerte tetas gordas.
Gracias al señor, Perico y yo identificamos la enfermedad a tiempo y nos quedamos solo en lo de las fotos, siendo la única damnificada la pobre tarjeta de memoria de mi cámara de fotos.
Después de fotografiar todo lo posible seguimos con la ruta, y nos enganchan el grupo Naranjitos, poquito a poco vamos subiendo, disfrutando como pocas veces lo he hecho de una subida, la compañía es vital. De repente y tras una curva comienza a llover, bueno, un momento, esto es más gordo que una lluvia, uff y hace daño... vale, tardamos en darnos cuenta pero estaba cayendo una buena granizada. Me pongo mis cascarones y seguimos hacia delante, y 100 metros más adelante, nieva, y un poco más adelante agua... es lo que tiene la alta montaña.
Reagrupamiento en Oncins, un poco de descanso, y es que no nos pueden dejar pensar, se empieza a fraguar la cena, Perico, Antonio, Francis, Robe, Chema y yo nos ponemos de acuerdo para meternos un menú en condiciones, con sus dos platos, postre y vino por doquier, ya estoy deseando de cenar.
Una vez a salvo, ducha, emperifolle y a tomar la cena, unos de los mejores momentos del día. De primero un increíble revuelto de la zona, y de segundo un churrasco de ternera digno de estrella Michelín, todo ello adornado con 4 botellas de vino de la casa, postre y un licor o bebida espirituosa que no me acuerdo muy bien de lo que era. Gran servicio y gran comida en L'Abrevadero.
Ya solo queda tomarse una copita y a la cama.
En resumen, ha sido un gran día, no me arrepiento de al final haber cedido en mi oposición a realizar la ruta, día de puro enduro, acompañado de grandes personas, así es fácil pasárselo bien, en cuanto al nivel de forma física, me parecía increíble que después de haber muerto ayer y pensar que no iba a poder moverme me haya metido un rutón de estas dimensiones. Ya solo queda una ruta, mañana tendremos que volver a nuestro secarral.
Gran día, qué ruta, y lo que nos reímos en la cena, y es que en buena compañía...
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